museo-fader
Gobierno de Mendoza
Gobierno de Mendoza

La Casa de Fader: arte, historia y un legado oculto en Mendoza

Maestro del impresionismo en Argentina, Fader plasmó paisajes y escenas rurales en los muros de la antigua casona.

Valeria Méndez
Publicidad

Entre viñedos y al pie de la Cordillera de los Andes, se encuentra la casona que resguarda los únicos murales que pintó Fernando Fader y que permanecieron ocultos al público durante décadas. El Museo Emiliano Guiñazú – Casa de Fader es mucho más que un museo de bellas artes: es un testimonio del esplendor de otra época, del talento de Fernando y una historia de amor que quedó plasmada en cada rincón de la casona.

A finales del siglo XIX, el hacendado Emiliano Guiñazú adquirió esa casona deshabitada, rodeada de una finca en Luján de Cuyo, hoy sede de grandes restaurantes, para transformarla en su residencia de verano. La casa, de arquitectura rural, fue restaurada por Emiliano y su mujer Narcisa Araujo con techos de zinc, pisos de madera y mosaico, carpintería de cedro tallada con vidrios esmerilados que exhiben las iniciales de Guiñazú. Además, se añadieron celosías metálicas en las ventanas y columnas de hierro fundido en las galerías. El matrimonio mandó a construir una llamativa piscina interior revestida con mayólicas italianas y un sótano, que sería utilizado como cava para la guarda de vinos. La decoración interior, como la mayoría de las mansiones mendocinas de la época, se hizo con muebles y adornos traídos de Europa. En la entrada de la casona, se emplazó una reja de hierro con las iniciales del apellido y el año 1895 que aún hoy se conservan. 

museo-fader
Valeria Mendez

¿Quién era Fernando Fader?

La familia solía organizar allí destacadas reuniones de la alta sociedad mendocina. Pero en 1904, el arte irrumpió en la historia de la casona con la llegada de Fernando Fader. Nacido en Francia e hijo del ingeniero Carlos Fader y la vizcondesa Celia de Bonneval, llegó a Mendoza con su familia, en 1886. Carlos Fader fue quien inició la explotación de petróleo en las tierras de Cacheuta, en plena precordillera mendocina. La obra pictórica de Fader, “Puesta de sol en Cacheuta”, realizada en 1905, retrata el paisaje donde estaban esos primeros pozos de petróleo; fue subastada en Sotheby 's New York, en 1991. 

museo-fader
Valeria Mendez

Su infancia transcurrió entre Mendoza y Europa por los frecuentes viajes de la familia. Fue muy importante su formación en el ambiente de Munich, entre 1900 y 1904, participando de debates filosóficos y teóricos del arte, durante los cuales el pintor advierte la singularidad del paisaje argentino y de su luz.

También te puede interesar: Conocé el Museo del Tapiz en Mendoza

Guiñazú, admirador del arte, le encomendó la decoración de la casa y Fader aceptó el desafío dejando  su impronta en cada muro: "Escena campestre" y "Paseo a caballo" embellecen la galería frontal, mientras que en la sala de la piscina interior, los murales "Las bañistas", "Paseo en bote" y "Las garzas" reflejan su talento para capturar la luz argentina que tanto lo había cautivado.

museo-fader
Valeria Mendez

Durante este tiempo, Fader conoció a Adela, la hija mayor de Guiñazú. El romance floreció entre pinceles y paisajes, hasta que la pareja decidió casarse en los jardines de la casona, en una fiesta a la que asistieron personajes del  mundo de la política, la cultura y la aristocracia mendocina de la época.

¿Cuándo se restauró el Museo Emiliano Guiñazú – Casa de Fader?

Tras la boda de Fernando y Adela, Emiliano Guiñazú y Narcisa viajaron a Europa, pero en 1907, Emiliano murió en Sevilla. Tiempo después, Narcisa cumplió su última voluntad y donó la casa al gobierno de Mendoza, con el objetivo de convertirla en el Museo Provincial de Bellas Artes, inaugurado en 1951.

museo-fader
Valeria Mendez

Con el paso de los años, la casona se fue deteriorando y las diferentes administraciones ocultaron los murales de Fader bajo capas de cartón prensado, telas de arpillera y pintura. Solo los murales que rodean a la piscina interior permanecieron intactos.

También te puede interesar: 10 spots increíbles para descubrir en la Ciudad de Mendoza

En 2016, un equipo de restauradores –compuesto mayoritariamente por mujeresrescató la riqueza artística de la casa. La sorpresa llegó en 2017, cuando se descubrió un mural inédito en un pasillo, escondido bajo varias capas de pintura. Aunque al principio se creyó que era de Fader, estudios posteriores sugieren que fue realizado antes de su llegada, posiblemente por un artista europeo.

museo-fader
Valeria Mendez

Un legado que trasciende el tiempo

Fernando formó parte del grupo Nexus, junto a artistas como Collivadino, Ripamonte, Bernaldo de Quirós y Emilio Caraffa. Su arte oscilaba entre el impresionismo y el academicismo.

Sin embargo, su vida tomó un giro inesperado. Impulsado por su pasión por la ingeniería, invirtió toda su fortuna en una empresa hidráulica que lo llevó a la quiebra. Poco después, la tuberculosis lo obligó a buscar el clima seco de Córdoba, donde se estableció en Loza Corral.

museo-fader
Valeria Mendez

Hoy, el Museo Emiliano Guiñazú- Casa de Fader alberga gran parte de la obra de Fader y una colección de 1.700 obras de diversos artistas internacionales. Además, atesora los únicos murales realizados por el artista.

También te puede interesar: Parque de las Artes Marañón, jardín de esculturas en el Valle de Uspallata

El museo está rodeado por un parque de estilo francés, con una traza geométrica de cipreses que forman laberintos al aire libre. Los jardines del Fader son también salas donde se exhiben en forma permanente diversas esculturas, muchas de ellas réplicas de obras europeas.

museo-fader
Valeria Mendez

El resurgir de un tesoro mendocino

Declarado Patrimonio de la Provincia en 1998, el Museo Emiliano Guiñazú – Casa de Fader es un emblema del arte y la historia mendocina. Durante la restauración, se decidió dejar algunos sectores de las paredes revelando las diferentes capas ocultas de pinturas. Se acondicionaron y completaron los pisos calcáreos originales y se restauraron las columnas de hierro del hall central, que también estaban ocultas, entre otros grandes trabajos estructurales y arquitectónicos que se hicieron.

Hoy, quienes recorren el museo, pueden revivir el esplendor de antaño, maravillarse con sus murales y perderse en los jardines que alguna vez fueron escenario de fiestas, arte y tertulias.

Dónde: San Martín 3651.

Recomendado
    También te gustará
    También te gustará
    Publicidad
    OSZAR »